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La Copa Mundial de 2030 de Marruecos: un movimiento estratégico de poder blando

Miércoles 28 Mayo 2025 - 16:45
La Copa Mundial de 2030 de Marruecos: un movimiento estratégico de poder blando

La coorganización de Marruecos de la Copa Mundial de la FIFA 2030 marca un hito significativo en las ambiciones diplomáticas y económicas del país. Este logro, realizado junto a España y Portugal, sigue a una serie de intentos fallidos durante tres décadas, consolidando la posición de Marruecos en el escenario global.

El Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos de España publicó recientemente un análisis titulado “Copa Mundial 2030: El despliegue del poder blando marroquí en el campo”, escrito por Antonio Navarro Amuedo. El informe explora cómo Marruecos ve el torneo como una oportunidad estratégica, destinada no solo a mejorar su imagen internacional, sino también a fomentar el desarrollo económico y reforzar la estatura política de la monarquía.

A medida que Marruecos se prepara para albergar este prestigioso evento, las implicaciones más amplias de la Copa Mundial dentro de la estrategia de política exterior del país se hacen evidentes. El torneo se considera una plataforma para diversificar alianzas internacionales y reafirmar la soberanía de Marruecos sobre la disputada región del Sáhara Occidental.

Marruecos se ha posicionado cada vez más como un actor importante en el desarrollo africano, con inversiones directas en el continente que alcanzaron los 38 mil millones de dólares en 2024. Este compromiso financiero refleja la creciente influencia de Marruecos y sus esfuerzos por mantener fuertes lazos con socios tradicionales occidentales mientras forja nuevas relaciones con naciones como Rusia y China.

El análisis destaca los esfuerzos de Marruecos por asegurar derechos de organización de la Copa del Mundo, habiendo perseguido candidaturas para los torneos de 1994, 1998, 2006, 2010 y 2026. La Copa Mundial de 2030, que coincide con la celebración del centenario del torneo, está destinada a ser una fuente de orgullo nacional y un testimonio de la perseverancia de Marruecos.

El entusiasmo público por el evento es palpable, contrastando marcadamente con la recepción más apagada en España y Portugal. Esta Copa Mundial será histórica, ya que es la primera en abarcar dos continentes, enviando un poderoso mensaje de cooperación en medio de paisajes geopolíticos en evolución.

Los recientes éxitos de Marruecos en el fútbol internacional, particularmente su notable desempeño en la Copa Mundial de Qatar 2022, han elevado el orgullo nacional y establecido altas expectativas para la excelencia organizativa en el próximo torneo. Las autoridades buscan mostrar a Marruecos como una nación moderna, tolerante y emergente ante una audiencia global.

El gobierno ha asignado 5.1 mil millones de dólares para los preparativos de la Copa Mundial, de los cuales 1.2 mil millones están destinados específicamente a mejoras en infraestructuras. Seis ciudades—Tánger, Rabat, Fez, Casablanca, Marrakech y Agadir—acogerán partidos, siendo el Estadio Hassan II en Casablanca el centro de atención, con una capacidad de 115,000 espectadores.

Además de la construcción de estadios, el gobierno planea extensas mejoras en los aeropuertos, con un objetivo de capacidad combinada de 35 millones de pasajeros para 2029. Sin embargo, el informe también señala desafíos potenciales, incluidas las disparidades regionales exacerbadas por el desarrollo urbano concentrado y los riesgos de corrupción en proyectos de construcción a gran escala.

La naturaleza colaborativa de la candidatura de la Copa Mundial ha fortalecido aún más las relaciones de Marruecos con España, especialmente después de que España respaldara el Plan de Autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental, marcando un punto de inflexión en las relaciones bilaterales. Este respaldo ha facilitado una mayor cooperación en cuestiones críticas como la migración y la lucha contra el terrorismo.

Navarro Amuedo compara este momento con la experiencia transformadora de España durante los Juegos Olímpicos de 1992, sugiriendo que la Copa Mundial podría representar la llegada de Marruecos a la madurez en el escenario internacional. El torneo está destinado a no solo mostrar a Marruecos como una potencia emergente, sino también a avanzar en sus objetivos diplomáticos, particularmente en relación con el Sáhara Occidental.

En última instancia, Marruecos busca aprovechar el atractivo global de la Copa Mundial para reforzar su estatus como una potencia regional estable y capaz que conecta Europa y África.


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