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Abordando la Crisis Creciente del Desperdicio de Alimentos en Marruecos
En una revelación desalentadora, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la organización no gubernamental WRAP han revelado datos alarmantes sobre el estado del desperdicio de alimentos en Marruecos. Según su informe de 2024 sobre el Índice de Desperdicio de Alimentos, los hogares marroquíes están desperdiciando asombrosamente 4.2 millones de toneladas de alimentos al año, lo que marca un aumento preocupante de un millón de toneladas desde el último informe en 2021.
Las cifras son impactantes: el marroquí promedio ahora desperdicia notoriamente 113 kilogramos de alimentos cada año, en comparación con los 91 kilogramos en 2021. Este desperdicio colosal presenta un marcado contraste con la crisis humanitaria en empeoramiento y las escaseces de alimentos que afectan a partes del mundo, donde 783 millones de personas enfrentan la amenaza del hambre, y una tercera parte de la humanidad lucha contra la grave inseguridad alimentaria.
La situación de Marruecos no es única; el informe pinta un panorama sombrío en todo el continente africano. Argelia registró un asombroso desperdicio de 5 millones de toneladas de alimentos, mientras que Túnez alcanzó las 2.1 millones de toneladas, Egipto las impactantes 18 millones de toneladas, Mauritania más de 422,000 toneladas, y Libia casi 573,000 toneladas.
A nivel mundial, los hallazgos del informe son alarmantes: los hogares de todo el mundo desperdiciaron más de mil millones de comidas diarias en 2022. Este desperdicio masivo no solo empeora el hambre global, sino que también contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero, la pérdida de biodiversidad y impone un costo asombroso de billones de dólares a la economía global.
Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA, calificó acertadamente el desperdicio de alimentos como una "tragedia global", enfatizando que millones podrían pasar hambre debido a este problema. Subrayó la urgencia de priorizar esta problemática, enfatizando que los países deben actuar rápidamente para revertir la pérdida y el desperdicio de alimentos, mitigar sus impactos ambientales y económicos, y acercarse a alcanzar los objetivos globales en esta área.
A pesar de la realidad sombría, el informe ofrece un rayo de esperanza, revelando que el desperdicio de alimentos es menor en las regiones rurales a nivel mundial, y solo 21 países tienen estrategias para eliminar este problema en sus políticas climáticas nacionales. Esta tendencia se puede atribuir a la creciente práctica de reutilizar los restos de alimentos como alimento para ganado o mascotas, o como fertilizantes domésticos.
A medida que el mundo enfrenta los desafíos crecientes de la inseguridad alimentaria y la degradación ambiental, el informe del PNUMA sirve como un llamado urgente a la acción. Abordar el desperdicio de alimentos debe convertirse en una prioridad máxima para las naciones de todo el mundo, no solo para aliviar el hambre y la pobreza, sino también para proteger los frágiles ecosistemas del planeta y asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras.