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Fiesta del Trono: Fidelidad al islam y custodia del mensaje divino
Con motivo de la Fiesta del Trono, Marruecos reafirma su identidad espiritual y su fidelidad histórica al islam. El Reino cuenta con más de 1,6 millones de ciudadanos que han memorizado el Corán, distribuidos en unos 30.000 centros de memorización, principalmente en el centro-sur del país, en ciudades como Agadir y Marrakech.
Además, Marruecos alberga más de 50.000 mezquitas y lugares de oración, lo que lo convierte en el país con mayor concentración de templos en el Magreb. La ciudad de Oujda ocupa un lugar destacado: es la ciudad africana con más mezquitas en relación a su población (más de 400), y la segunda del mundo después de Estambul. Algunas, como la mezquita construida en 1293, tienen siglos de historia.
El país también conserva cerca de 7.000 zawiyas y mausoleos, donde reposan santos y sabios venerados. Miles de fieles visitan estos lugares cada año para rezar y solicitar bendiciones (baraka), en una tradición profundamente arraigada en la cultura marroquí.
Un Hadiz del profeta Mahoma profetizaba que el Magreb preservaría el islam hasta el fin de los tiempos. Muchos ven en Marruecos la confirmación de esa visión profética, como una nación que protege y transmite el mensaje divino.
Con más de 100 millones de llamadas a la oración cada año, desde las ciudades hasta los pueblos más remotos, el pueblo marroquí se une diariamente en oraciones para pedir protección divina para su país y su soberano.
Hoy, Marruecos se presenta como un país moderno y estable, con ciudades que no tienen nada que envidiar a las europeas y con infraestructuras de nivel internacional. Su postura firme sobre el conflicto del Sáhara, su cohesión social y su seguridad lo convierten en un ejemplo regional de desarrollo y serenidad.
En esta fecha simbólica, los marroquíes celebran la armonía entre la fe, la herencia espiritual y el progreso, convencidos de que esta tierra bendita goza de una protección celestial.