Mujeres marroquíes expulsadas de España tras abusos en fincas de fresas

Dos mujeres marroquíes que trabajaban en el lucrativo sector de las fresas en España fueron expulsadas y devueltas a Marruecos en condiciones alarmantes: una estando embarazada, la otra con cáncer. El caso ha desatado fuertes críticas sobre el trato que reciben las trabajadoras migrantes.

Embarazada y abandonada

El primer caso involucra a un grupo de mujeres marroquíes reclutadas a través del programa GECCO, que facilita empleo agrícola temporal mediante contratos firmados en el país de origen. Las mujeres llegaron en abril para trabajar en Berrys la Dehesa, en Cartaya (Huelva).

Según el sindicato español CCOO, no se les entregaron contratos, nóminas ni se las dio de alta en la seguridad social. Aunque cumplieron con sus tareas, la empresa supuestamente dejó de asignarles trabajo después del 9 de mayo, dejándolas sin ingresos ni cobertura legal. Una de ellas estaba embarazada de cinco meses.

El sindicato presentó denuncias ante la Inspección de Trabajo y la Subdelegación del Gobierno en Huelva. La presión obligó a la empresa a formalizar contratos y emitir tarjetas de identidad para extranjeras, necesarias para trabajar legalmente. Aun así, las mujeres fueron presionadas para regresar a Marruecos “por su cuenta”, en contra del reglamento GECCO.

El empleador se negó a hablar con periodistas y reaccionó de forma agresiva durante las negociaciones con los representantes sindicales.

Paciente con cáncer expulsada en pleno tratamiento

En otro caso, Zahra, una mujer marroquí de 47 años con siete campañas trabajadas en Huelva, fue devuelta a Marruecos tras ser diagnosticada con cáncer de cuello uterino. Recibía tratamiento en el Hospital Juan Ramón Jiménez y tenía medicación pautada hasta septiembre.

La asociación de derechos de migrantes AMIA denunció que fue despedida mientras estaba de baja médica. Es madre soltera de seis hijos, tres bajo su cuidado, y ahora enfrenta una interrupción crítica de su tratamiento. AMIA acusa al empleador de quitarle toda protección social y exige su retorno a España para continuar su atención médica.

Interfresa, la principal patronal del sector, sostiene que Zahra solicitó voluntariamente el regreso. Su coordinadora de Prelsi declaró que la trabajadora quería reunirse con su familia tras recibir un diagnóstico terminal. AMIA rechaza esta versión y afirma que Zahra solo contactó a la organización para recuperar su historial clínico y seguir con el tratamiento.

Berrys La Fontanilla, empleadora de Zahra, y la cooperativa Fresón de Palos declinaron hacer declaraciones. Fresón de Palos aseguró al medio Público que Zahra “recibió todo el apoyo necesario”.

Abuso sistémico en el sector de la fresa en España

No son casos aislados. En 2022, otra trabajadora marroquí, Smahia, fue devuelta tras ser diagnosticada con cáncer terminal. Murió poco después de volver a Marruecos. Llevaba 14 temporadas trabajando en España. Su empleador la acusó de fingir su enfermedad.

El sector de la fresa en Huelva abarca 11.700 hectáreas y produce más de 350.000 toneladas anuales. Aporta alrededor del 8 % del PIB andaluz y concentra casi toda la exportación española de frutos rojos. El modelo se sustenta en el programa GECCO, que trajo este año a más de 17.000 mujeres marroquíes.

Aunque se promociona como modelo de migración circular, los constantes escándalos de abusos ponen en duda la integridad del sistema. En 2021, 170 trabajadoras marroquíes fueron repatriadas por emergencias médicas y conflictos contractuales. En 2020, más de 7.000 quedaron atrapadas en España por el cierre de fronteras, muchas sin ayuda alguna.

Numerosas investigaciones, como la del New York Times en 2019, documentan abusos generalizados: sueldos impagados, acoso verbal y sexual. Varias mujeres describen su experiencia en España como explotadora y humillante. Crecen las demandas de reformas estructurales y mayor vigilancia del sistema.