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Reasentamiento en EE. UU. de sudafricanos blancos genera controversia
El gobierno de Sudáfrica ha negado categóricamente que los sudafricanos blancos, especialmente los afrikáneres, sufran persecución, luego de la salida de 49 personas reasentadas en Estados Unidos bajo un nuevo programa de refugiados promovido por el presidente Donald Trump.
Estos individuos son en su mayoría descendientes de colonos holandeses. Trump había declarado que los afrikáneres enfrentan discriminación racial en Sudáfrica, lo que ha generado tensiones diplomáticas entre ambos países.
Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores, Ronald Lamola, rechazó estas afirmaciones señalando: “No pueden presentar pruebas de persecución porque no existe ninguna persecución contra los sudafricanos blancos o afrikáneres”. Indicó que las denuncias sobre asesinatos selectivos de agricultores blancos no se respaldan con datos oficiales, los cuales muestran que la mayoría de las víctimas de homicidios son hombres negros jóvenes en zonas urbanas. Aun así, estas afirmaciones se han transformado en el mito de un “genocidio blanco”, repetido también por Trump.
El presidente estadounidense priorizó la admisión de afrikáneres como refugiados, alegando que sufren discriminación racial injusta. Trump mantiene lazos personales con Sudáfrica, dado que el magnate Elon Musk, uno de sus aliados, nació en ese país.
Lamola celebró que varias organizaciones, incluso dentro de la comunidad afrikáner, hayan rechazado la idea de una persecución. Añadió que avanzan los preparativos para una reunión entre Trump y el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa. “El crimen en Sudáfrica afecta a todos, sin importar raza o género”, sostuvo.
El domingo partió desde Johannesburgo un vuelo chárter con los primeros 49 reasentados rumbo a Estados Unidos. Según las pautas de elegibilidad publicadas por la embajada estadounidense, los solicitantes deben pertenecer a una minoría racial en Sudáfrica y poder describir experiencias pasadas o temores de persecución futura.
Esta medida se da en medio de crecientes tensiones diplomáticas entre ambos países por diversas políticas, incluidas sus relaciones con China y la participación de Sudáfrica en el grupo BRICS. Además, Sudáfrica ha sido criticada por Washington tras presentar un caso ante la Corte Internacional de Justicia contra Israel aliado de Estados Unidos acusándolo de actos genocidas en Gaza, una acusación que Israel niega.
Muchos observadores se mostraron indignados por que se considere a los blancos como víctimas en Sudáfrica, considerando que mantienen un estatus socioeconómico superior al de la mayoría negra y poseen gran parte de las tierras. El experto en migración Loren Landau señaló que no hay evidencia de persecución sistemática hacia los blancos, mientras que los ataques suelen dirigirse a extranjeros, como somalíes, pakistaníes y zimbabuenses.
El escritor afrikáner Max du Preez calificó el reasentamiento como “más que absurdo” y lo atribuyó a las dinámicas políticas de Trump y su oposición a los programas de diversidad en EE. UU., no a la realidad sudafricana. Afirmó que quienes emigraron probablemente lo hicieron por razones económicas o por no aceptar una sociedad post-apartheid donde los blancos ya no tienen el control.
Actualmente, los sudafricanos blancos que representan el 7,3% de la población mantienen un nivel de vida superior al de la mayoría negra. Controlan aproximadamente dos tercios de las tierras agrícolas y ganan, en promedio, tres veces más que los sudafricanos negros. El régimen del apartheid, que institucionalizó la desigualdad racial, fue implementado por gobiernos liderados mayoritariamente por afrikáneres hasta su fin en 1994.