Schengen cumple 40 años: desafíos y transformaciones para la zona sin fronteras de Europa
Hace cuatro décadas, un pequeño pueblo en Luxemburgo se convirtió en el lugar de nacimiento de una de las iniciativas sin fronteras más ambiciosas del mundo: el Acuerdo de Schengen. Firmado el 14 de junio de 1985 por cinco países europeos, el acuerdo buscaba eliminar los controles fronterizos internos y permitir el libre tránsito entre las naciones participantes. A lo largo de los años, Schengen se ha convertido en un pilar de la integración europea, aunque no sin desafíos.
Los orígenes de Schengen
Mucho antes del Acuerdo de Schengen, ya existían pactos regionales de libre movimiento en Europa, como la Unión Benelux y la Unión Nórdica de Pasaportes. En 1984, Francia y Alemania Occidental firmaron el Acuerdo de Saarbrücken para reducir los controles fronterizos. Un año después, Bélgica, Luxemburgo, los Países Bajos, Francia y Alemania Occidental formalizaron el Acuerdo de Schengen a bordo del barco Princess Marie-Astrid, en el río Mosela, en la frontera de Luxemburgo.
Inicialmente, el acuerdo operaba fuera del marco legal de la Comunidad Económica Europea (CEE), con países como Italia y Grecia excluidos debido a preocupaciones sobre políticas migratorias laxas. Con el tiempo, Schengen se integró en el marco legal de la Unión Europea, notablemente a través del Tratado de Ámsterdam en 1997.
Schengen hoy: Una vasta área interconectada
El espacio Schengen ahora incluye 25 de los 27 estados miembros de la UE, así como cuatro países no pertenecientes a la UE: Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. Las expansiones recientes incluyeron a Rumania y Bulgaria el 1 de enero de 2025, y se espera que Chipre se una en 2026. Irlanda permanece fuera del espacio debido a su acuerdo de Área Común de Viajes con el Reino Unido.
Con más de 4.5 millones de kilómetros cuadrados y casi 450 millones de habitantes, el área de Schengen facilita el movimiento diario de millones de personas. Alrededor de 3.5 millones cruzan las fronteras internas diariamente por trabajo, estudio o turismo, y 1.7 millones residen en un país Schengen mientras trabajan en otro.
Propósito y estructura
El Acuerdo de Schengen eliminó las fronteras internas para promover el libre movimiento y reforzó los controles externos con herramientas como el Sistema de Información Schengen (SIS) y agencias como Frontex y Europol. Además, introdujo una visa unificada para viajes de corta duración.
Controles fronterizos persistentes
A pesar de su visión sin fronteras, Schengen permite la reimplantación temporal de controles internos en circunstancias específicas, como amenazas de seguridad o eventos mayores. Aunque estas medidas interrumpen el principio de libre movimiento, se han reformado las reglas para minimizar su impacto.
El futuro de Schengen
La digitalización redefinirá las operaciones de Schengen con sistemas como el Entry/Exit System (EES) y el ETIAS, diseñados para fortalecer la seguridad y agilizar los procesos de entrada.
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